¿Por qué todo lo que había leído no se cumplía? ¿Por qué a pesar de estar nevando copiosamente las truchas no se cebaban? ¿Y aquellas historias… en las que al empezar a nevar las truchas salían a cazar, creyendo que los copos eran pequeños insectos blancos que llegaban como maná? Lo único que se apreciaba aquel mediodía en el Carrión era quietud. Todo lo oído había sido una fábula engañosa, sin embargo, por si acaso el pescador esperaba pacientemente mientras caían insectos blancos, por si alguna trucha decidía hacer caso de las habladurías de los humanos.
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